Viaje en bici a Mongolia 2015 - Asia

MONGOLIA, PAÍS PARA BICICLETAS

Para Salva Rodríguez (Granada, 1971) Mongolia es un “paraíso remoto”, el rincón del planeta perfecto para viajar en bicicleta, lo más parecido a pedalear por el mar.

Estas palabras y un viaje frustrado en 2002 fueron la espita para llenar las alforjas y viajar al país de las mil y una pistas.

A finales del siglo XIII, y bajo el reinado de Kublai Kan, el Imperio mongol alcanzó su máximo apogeo territorial, abarcando desde la península de Corea hasta el río Danubio, convirtiéndose en el imperio más extenso de la historia.

Hoy en día Mongolia ha quedado “reducida” a poco más de un millón y medio de kilómetros cuadrados, tres veces la superficie de España, y “ostenta” el récord de estado soberano con menor densidad de población del mundo, 1,9 hab. /km².

De sus 3 millones de habitantes casi la mitad vive en la capital, Ulán Bator, una urbe caótica, contaminada y carente de interés alguno, que todos los años recibe a unas 40.000 personas procedentes de la estepa y el desierto, la mayoría familias nómadas. Pocas alcanzan sus sueños y muchas malviven en suburbios golpeados por la falta de empleo, el alcohol y la desesperanza.

El país centro asiático ha sido histórica y culturalmente una tierra de pastores nómadas, que desde tiempo inmemorial montaron y desmontaron sus yurtas (vivienda tradicional mongola) en busca de pastos para sus rebaños. Esta cultura milenaria está seriamente amenazada por el cambio climático, responsable de la muerte de millones de cabezas de ganado en el último lustro; la sucesión de inviernos extremadamente duros y severas sequías en verano han mermado notablemente el capital más preciado de los nómadas.

El rigor de la montaña y la estepa mongola contrasta con el infinito calor con el que sus habitantes reciben a los forasteros. Para ellos es un honor ofrecer cobijo y alimento y convertirse por unas horas en los anfitriones de algo efímero. Se sienten orgullosos de su cultura y tradición, del Naadam (el mayor festival tradicional del país), de brindar con vodka o airag (leche de yegua fermentada), de sus caballos, de ser mongoles, nómadas, libres,...

Estas características geográficas y culturales otorgan a Mongolia una identidad única y singular. Una tierra donde la huella humana es mera anécdota. Una población que se resiste a olvidar sus orígenes empeñada en ser los últimos nómadas del planeta.  

La obtención del visado de Mongolia para periodos superiores a 30 días es un tanto confusa, por lo que recomendamos visitar el siguiente enlace del Consulado de Mongolia en Barcelona. Para estancias inferiores a 30 días y hasta el 31 de diciembre de 2015, por decisión del Gobierno de Mongolia, los ciudadanos españoles están exentos de visado de entrada por turismo o negocios. Para información más detallada, visitar la página del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.